martes, 24 de noviembre de 2009

Anécdotas de Daniel Peredo - Muy recomendables

I
El 29 de marzo del 2005, la selección se concentraba en un hotel limeño antes de recibir a Ecuador por las Eliminatorias 2006. Era la noche previa. Los jugadores, luego de la cena, veían TV en sus habitaciones. El descanso se alteró cuando un programa de espectáculos presentó a una joven que denunció públicamente a Jefferson Farfán. Acusaba al delantero de no reconocer como hija a una pequeña recién nacida producto de la relación entre ambos. Habían tenido un romance antes de que el futbolista viajara a Holanda a fichar por el PSV. La información impactó a Farfán, quien se encerró en el cuarto, que compartía con Juan Jayo, a llorar como un niño. Nadie pudo calmarlo. Pasada la medianoche, se animó a dialogar con su compañero.
—No voy a jugar
—¿Qué?
—Estoy mal, desanimado, deprimido, no tengo ganas.
Jayo buscó al técnico Autuori y le recomendó llamar a José Soto, un referente de Alianza Lima, quien tuvo mucho que ver en el crecimiento de la ‘Foquita’.
—Paulo, él es el único que lo puede convencer
A Pepe lo sacaron de la cama y llegó pronto a la concentración. Luego de un prolongado diálogo, Farfán dio marcha atrás. Al día siguiente hizo un buen partido, anotó el empate 2-2, aunque no sirvió mucho.
Casi eliminados, la prensa dio amplia cobertura a la denuncia televisiva. La relación de Farfán con los periodistas se deterioró para siempre.

II
Verano del 2000. “El Gráfico Perú” decidió editar un pequeño libro con la vida de Claudio Pizarro. El delantero fichó por el Werder Bremen y destacaba marcando goles. El periodista designado para recoger la información llamó al padre del delantero y se encontraron en casa de la familia en San Borja. Claudio papá sacó decenas de fotografías y el reportero juntó las más llamativas. Imágenes de escolar en el Liceo Naval, sus inicios en Cantolao, su debut profesional en Sipesa, su paso por Alianza. De pronto notó una fotografía que llamó su atención: Claudio Pizarro con el uniforme oficial de Sporting Cristal. Era una foto de finales de 1997.
—¿Esta me la puedo llevar?
—Ni hablar, ya para qué.
Luego de su destacada aparición en el Sipesa chimbotano, Pizarro tuvo ofertas de Alianza y Cristal. Económicamente, la oferta rimense era más atractiva. Hubo acuerdo y se tomó esa fotografía para la revista del club.
Sin embargo, antes de firmar, Claudio papá cambió de planes.
—Mi hijo toda la vida fue aliancista, yo soy de Alianza, así que decidí ir a Matute y cumplir un sueño.
Luego, Claudio Pizarro se fue al Bremen. Hoy es el futbolista peruano más exitoso en el extranjero.

III
Jorge Luis Pinto campeonó con Alianza después de 18 años sin títulos. A la siguiente temporada llegó como refuerzo Alfonso Yáñez. ‘Puchungo’ no solo aparecía en las secciones deportivas, sino también en espectáculos. Pinto era un técnico que imponía disciplina. Tenía la costumbre de visitar, o mandar visitar, a sus jugadores. Un día jueves, ‘Puchungo’ descansaba en su departamento de San Isidro cuando sonó el timbre. Era Santiago Santos, preparador físico aliancista. Eran las 10 de la noche.
—Vengo de parte del profesor a verlo y olerlo.
El preparador físico cumplió el encargo y se retiró. El jugador se echó a dormir.
A la una de la mañana vuelve a escuchar el intercomunicador. Se levanta y contesta.
—¿Quién?
—El profesor Pinto, vengo a verlo y olerlo.
‘Puchungo’ se negó a abrir la puerta. El técnico insistió. Yáñez bajó y pasó el ‘dosaje’. Pinto sonrió y se fue. ‘Puchungo’ regresó a casa, pero ya no pudo dormir.


I
La selección concentraba en León, México. El 31 de mayo de 1970 un terremoto azotó nuestro país, principalmente, la zona de Áncash. La noticia sobresaltó al plantel que intentaba contactarse con Lima, pero las comunicaciones fallaban. A 24 horas para debutar en el Mundial ante Bulgaria, los seleccionados amenazaron con no jugar si no recibían noticias de su familia.
—No podemos pensar en el fútbol cuando no sabemos cómo está nuestra gente.
A través de la embajada en México, los dirigentes pudieron comunicarse con el Perú y recibir detalles de la tragedia. Javier Aramburú Menchaca reunió a todos en la concentración.
—Muchachos, lamentablemente ocurrió un terremoto de gran intensidad, pero tranquilos que nuestras familias están bien. El lugar que más ha sufrido es el Callejón de Huaylas donde murieron 10 mil personas.
En medio del desconcierto, Perico León, delantero del equipo, tomó la palabra: “¿Diez mil personas?... Pasu madre cuánta gente vivía en ese callejón”.
El buen Perico León pensó que era un callejón cualquiera de barrio. Perú ganó 3-2 a Bulgaria luego de estar 0-2 en contra.

II
Diciembre del 2005. El entonces técnico de Universitario de Deportes, el argentino Carlos Compagnucci, fue invitado a una entrevista en televisión. No iba a hablar de la “U”. El productor y uno de los conductores del programa esperaban en maquillaje. El DT llegó acompañado por una persona.
—Qué tal, les presentó a un amigo que vino por negocios.
Su acompañante saludó y se retiró a una sala para observar la nota. Camino al estudio, el periodista consultó a Compagnucci:
—Profe, ¿ese no es Amador Sánchez, ex zaguero de Boca y River?
El entrenador puso cara de sorprendido y paró. —Es él. Está en Lima porque me voy de la “U”, será mi reemplazante. No digan nada por favor.
Compagnucci dio la entrevista y buscó a su compañero. —Te dije que te quedaras en casa, te podían reconocer.
—No me identifican en Argentina, ¿quién iba a saber que me reconocen en el Perú?
Los periodistas callaron. No dieron la primicia. Compagnucci y Sánchez no sabían que los colegas oferentes eran fanáticos del fútbol argentino. Sánchez fue presentado dos semanas después.

III
Sporting Cristal disputó la final de la Copa Libertadores ante Cruzeiro en Lima el 6 de agosto de 1997. Cuentan que la noche previa hinchas identificados con la “U” tiraron sal por toda la cancha del Nacional. Fue empate sin goles.
La presencia de los rimenses en la copa se hizo frecuente. Sin embargo, no ganaban de locales. Su último triunfo (4-1) había sido en el 97 en semifinales ante Racing. Luego, jugaron 10 partidos y ningún triunfo.
Sus dos únicas victorias fueron en el estadio San Martín. En el 2003, antes de jugar con la Universidad Católica —en el Estadio Nacional— un auxiliar confiesa al gerente del club:
—Un hincha crema amigo me contó que nos echaron sal, estamos salados.
El dirigente convocó a un fisioterapeuta del plantel, extranjero y con fama de poderes sobrenaturales. Le encargó “limpiar” el estadio.
—Pero hazlo sin que se den cuenta, fue el único comentario que recibió el fisioterapeuta.
El día anterior al partido, cuando el plantel de René Weber hacía reconocimiento, el encargado cumplió, con brebajes y yerbas, la misión recibida hasta en el último rincón del escenario. Cristal ganó con claridad 3-1 (goles de Flavio Maestri y Julinho) y acabó la mala racha. En el vestuario, el fisioterapeuta, muy contento, decía que él lo había ganado.

I
En marzo de 1986 Alianza Lima decidió concluir el contrato de Jaime Duarte luego de una década de notable desempeño. En una carroza de la funeraria Agustín Merino, le dejaron en casa la carta que agradecía sus servicios.
Según los dirigentes, los motivos eran económicos, aunque en realidad lo sacaron los más jóvenes del plantel que no lo aceptaban por querer imponer disciplina. Conocida la noticia, Roberto Chale, técnico del San Agustín y quien había convocado a Duarte para el repechaje de México 86 ante Chile, conversó con el presidente del equipo santo, el padre Cesáreo Fernández de las Cuevas.
Le recomendó la contratación del defensor. El sacerdote fue a buscar a Duarte a su domicilio. Jaime escuchó el ofrecimiento, despidió respetuosamente al padre y se fue al club AELU donde entrenaba para mantenerse en forma. Allí encontró a su compadre John Nagahata y comentó la reunión.
—Me fueron a ver del San Agustín, yo no puedo jugar en ese club de m… hasta sus camisetas son horribles. Les voy a pedir tanta plata que me van a decir que es imposible.
Duarte planteó pretensiones de dinero inalcanzables para un equipo chico que acababa de ascender. Sin embargo, al día siguiente, el padre Fernández, otra vez, tocaba su puerta. Tenía en manos un cheque con la cantidad solicitada. No tuvo otra que aceptar. Jaime Duarte jugó toda la temporada en el San Agustín, fue figura, le ganó dos finales a Alianza y logró un histórico título. Aunque hoy se arrepiente de haber tenido una actitud tan soberbia con el club que le dio otra oportunidad.

II
El sábado 26 de mayo del 2007, el equipo de la Universidad de San Martín de Porres aterrizó en el Cusco. Al día siguiente enfrentaba a Cienciano y de ganar lograba el Apertura con dos fechas por jugarse. En el desayuno del domingo, el técnico Víctor Rivera comentó a sus asistentes que había soñado con la victoria.
—Lo vi clarito, ganamos en el final con gol de Leguizamón.
El partido se inició con dominio de Cienciano. El arquero Butrón fue el mejor del primer tiempo. Tras el descanso, a los 11’, el goleador Hernán Rengifo aprovechó un error de Huertas y adelantó a los santos. La alegría duró poco. Dos minutos después empató González Vigil. A partir de ese momento, la universidad intentó manejar el balón y controlar el resultado, pero Leguizamón perdía demasiados balones. El uruguayo sintió la altura y estaba cansado. El preparador físico Claudio Arrué se acercó a Rivera y recomendó sustituirlo.
—No da más, explicó. El “Chino” sentía que no debía cambiarlo. El sueño estaba presente. Tenía el presentimiento de que se iba a hacer realidad e insistió tercamente con Leguizamón a pesar de su falta de respuestas.
En el banco, todos lo miraron extrañados cuando sacó a Ryan Salazar, Rengifo y Pedrito García. Restaban 8 minutos y San Martín generó un contragolpe. Montes desbordó por un costado y sacó un centro al área. Leguizamón, que esperaba, quiso controlar la pelota, le rebotó torpemente, descolocó a ‘Chiquito’ Flores y lentamente ingresó al arco cusqueño. Rivera tenía razón. Se volvió loco gritando el gol soñado.
—Yo había soñado una jugada en pared que Leguizamón definía, esto fue un ‘blooper’ pero igual vale un campeonato.
Desde ese día, Víctor Rivera les hace caso a sus sueños. Total, no cuestan nada. Y algunos se hacen realidad.

III
Para el segundo torneo Regional de 1990, Fernando Cuéllar llegó a dirigir Universitario en reemplazo de Juan Carlos Oblitas. El ‘Gato’ había sido capitán muchos años y era un técnico identificado con el club. En uno de sus primeros entrenamientos en el Lolo Fernández dispuso un partido de práctica para evaluar un posible once.
Tomó los chalecos y comenzó a entregar a los titulares. Sin embargo, sin percatarse repartió 12 chalecos. Los jugadores se dieron cuenta, se miraron entre ellos, pero nadie se animó a decir algo. El DT mandó al calentamiento, dispuso los suplentes y ordenó a su asistente Luis Bolaños preparar el inicio. El delantero Jesús ‘Chucho’ Torrealba, uno de los más experimentados y que tenía llegada con el técnico, decidió interrumpir.
—‘Gato’ no te has dado cuenta, somos 12. Cuéllar se sorprendió, contó mentalmente y respondió.—Sí son 12 —¿Qué hacemos?, consultó “Chucho”.—Ya, tú no juegas negro sapo.
Con el equipo B también completo, Torrealba se quedó sin lugar. El “Gato” le pegó de punta y para arriba. Como en sus mejores tiempos.

I
En setiembre de 1976, Alianza Lima y Unión Huaral, los dos primeros del campeonato, formaron un combinado para un amistoso con Estados Unidos. El técnico blanquiazul Marcos Calderón se hizo cargo del equipo con futbolistas de ambos clubes. El juego se disputó en Matute ante poco público. No fue un buen partido. Uno de los que tuvo un bajo rendimiento fue José Velásquez. Abusó de la individual y originó los reproches de Marcos. — José, no te compliques, toca la pelota. Velásquez insistía por la personal. Calderón levantaba la voz desde el banco. —Vamos, José, carajo, hay que hacerla fácil. El “Patrón” recibió un balón, lo echó deliberadamente del campo y encaró al DT — P m te puedes callar, déjame jugar tranquilo. Marcos se sentó y no volvió a dar indicaciones. En el vestuario, al final, buscó revancha. —A mí no me respondes de esa forma delante de todos, hasta la tribuna se escuchó. Voy a informar a los dirigentes para que decidan: tú o yo. Al día siguiente, la directiva aliancista echó a Marcos y contrató al griego Dan Georgiadis. Un año después Marcos volvería a dirigir. Recibió la selección para las Eliminatorias de Argentina 78. En su primera convocatoria llamó sorpresivamente a Velásquez, y antes de comenzar los entrenamientos se juntó con el mediocampista y los periodistas presentes. “Señores, yo con José tuve un problema, pero ni él ni yo somos más importantes que la selección. El equipo lo necesita y por eso está aquí”, explicó Marcos con manejo y liderazgo. Un maestro. Velásquez fue de los mejores para clasificar y brilló en la primera fase del Mundial.

II
En julio de 1992 se instaló la comisión mundialista para Estados Unidos 94. El presidente Francisco Lombardi llevaba la opción de Marcelo Bielsa como técnico para la selección. Bielsa acababa de salir campeón con Newell’s de Rosario y conocía a Lombardi de juventud cuando el dirigente estudiaba en la Escuela Documentalista de Argentina. El presidente de la FPF, Nicolás Delfino, había pedido como única condición a Lombardi que descartara un técnico argentino considerando que Argentina estaba en el grupo de Perú y era rival del debut. El dirigente-cineasta no hizo caso a la recomendación e hizo contacto. Luego de algunas comunicaciones lograron encontrarse. Antes de hablar las condiciones económicas, Bielsa preguntó directamente: — ¿Hay en el Perú al menos 11 jugadores altamente profesionales para un trabajo de selección? —Tenemos algunos —respondió Lombardi. —Dígame. —Chemo del Solar en Tenerife —De acuerdo, otro. — Percy Olivares. Bielsa hizo un gesto de desaprobación. Lombardi agregó un par de nombres y no más. El entrenador rosarino agradeció el interés y terminó la reunión. Con el tiempo Perú contrató al serbio Vladimir Popovic y no ganó un partido eliminatorio. Bielsa, por su parte, fue fichado por Atlas de México por 400 mil dólares anuales.

III
En el 2005 un programa deportivo de análisis decidió tratar el tema reglas de juego y arbitraje. Uno de los productores recomendó convocar a un instructor FIFA y sugirió el nombre del reconocido ex árbitro internacional César Orosco. —Yo tengo su número, lo llamo —planteó un productor mostrando su agenda telefónica, tal vez la más completa del periodismo deportivo peruano. Terminada la reunión, no perdió tiempo y realizó la comunicación. —Aló —contestó una voz femenina. —Buenas tardes, por favor con el profesor César Orosco. —Padre o hijo. —Padre. —El señor, lamentablemente, ya está descansando. —¿Y a qué hora lo puedo volver a llamar? —No, el señor Orosco está descansando en paz, falleció hace algún tiempo. —(Silencio) El periodista se puso de todos los colores. Se disculpó y cortó la comunicación. Hoy cuenta la anécdota como una de las situaciones más incómodas que le tocó pasar como hombre de prensa de radio y televisión.

I.
El 23 de febrero del 2002, Cristal recibió a Cienciano en el Nacional por el inicio del Apertura. Por un problema de recojo de basura con la municipalidad no se pudo jugar en el estadio San Martín.
A inicios de año había llegado el técnico Paulo Autuori, con la ilusión del título y con el objetivo de fortalecer mentalmente al plantel y acabar con los comentarios negativos sobre la actitud de los rimenses.
Tras el descanso, Cristal adelantó gracias a dos goles de Flavio Maestri, uno de ellos de penal. El juego parecía controlado hasta los últimos cinco minutos que el equipo se dejó estar y permitió la reacción cusqueña.
Faltando cuatro minutos para el final, el mexicano Gerardo Fernández puso el 2-1; y ya sobre los minutos de descuento, Carlos Cumapa anotó el empate. Luego, llegó el pitazo del juez Ángel Ziani. Camino al vestuario, en el túnel de acceso, comenzaron los reproches entre los celestes.
Los más exaltados eran Flavio Maestri y Manuel Marengo. El delantero reclamaba los errores defensivos, mientras el zaguero culpaba a los atacantes de perdonar demasiado.
De pronto se agarraron a golpes. Maestri y Marengo intercambiaron puñetazos limpios y tuvieron que intervenir sus compañeros para separarlos.
En la comisión de fútbol de la entidad rimense, el dirigente Elías Umbert solicitó un castigo para ambos futbolistas.
Sin embargo, Autuori quería darles un premio. Para el entrenador era un buen mensaje que los malos resultados hubieran dejado de ser indiferentes. Su relación con el plantel se fortaleció. Al final del campeonato, Cristal consiguió el título nacional.

II.
Willy Hurtado era todo un personaje. Amigo de César Cueto del Rímac, acompañó a la selección en las Eliminatorias de España 1982 y estuvo presente hasta en la gira exitosa que el equipo del brasileño Elba de Padua Lima (“Tim”) realizó por Europa y el norte de África, antes del Mundial español.
Willy era un tipo simpático, conversador y chispeante que supo ganarse un lugar entre el plantel nacional. El 16 de agosto de 1981, Perú enfrentó a Colombia en Lima por la segunda fecha.
Ambos seleccionados venían de empatar 1-1 en Bogotá y la presión para ganar ese partido de vuelta era fuerte. El día del encuentro la delegación nacional salió del hotel Country y Willy Hurtado subió al bus.
Como era de esperar, durante el trayecto Willy iba contando chistes de todos los colores. De pronto, cerca del Nacional, entre la avenida Petit Thouars y el jirón Saco Oliveros, el ómnibus detuvo su marcha por la gran cantidad de hinchas que se dirigían al estadio. Prácticamente era difícil el paso por ese sector.
Los aficionados, al percatarse de que era el equipo peruano, se acercaron y comenzaron a golpear los vidrios y a mover el vehículo.
— “Tenemos que ganar, vamos al Mundial”, gritaron los hinchas por varios segundos y con vivas que atronaban sin parar.
En el interior se sintió la tensión del momento. Hurtado dejó las bromas. Todo se volvió silencio y nervios. De pronto el arquero Gonzales “Caíco” Ganoza se paró y encaró a Hurtado.
— Ya pues, Willy, cuéntate otro chistecito.
Hurtado, con toda la chispa limeña, respondió:
— Está bien, va el último chiste: Tú tapas hoy
Todos dentro del bus estallaron en carcajadas y soltaron músculos. “Caíco” no atajó un minuto en todo el proceso. En notable exhibición, se ganó 2-0 con goles de Barbadillo y Uribe. Hurtado fue el más saludado en el vestuario.

III.
En el 2001, Wolfgang Dremmler, ex mundialista alemán y entrenador de menores del Bayern Múnich, llegó a Lima. Fue a ver un partido de la Sub 20 de Alianza Lima y quedó impresionado con las condiciones de dos futbolistas: Roberto Guizasola y Paolo Guerrero.
Dremmler averiguó la situación de ambos jóvenes de 17 años y ninguno tenía contrato profesional. Cumplían la mayoría de edad y, según la FIFA, quedaban en libertad de emigrar. Los dirigentes aliancistas intentaron bloquear la oferta y mantener en el club a ambos jugadores o, en todo caso, participar de la negociación.
Guizasola aceptó las condiciones en agradecimiento a un directivo que lo formó y educó. Guerrero asesorado por sus representantes decidió irse a Alemania. Alianza presionó por todos lados. “Chalaca” Gonzales, entrenador de la selección Sub 20, tenía prohibido siquiera invitar a Guerrero a la Videna. La federación defendió a muerte la posición aliancista y castigó al futbolista, quien no fue al Sudamericano Juvenil. Franco Navarro, el DT profesional blanquiazul, promovió a Paolo, pero cumplió la orden de que no debute oficialmente. Apenas alineó unos minutos ante Peñarol en un amistoso. Cuando Guerrero le comentó la posibilidad de pasar una prueba en Bayern, Navarro respondió con una desafortunada frase:
—¿Al Bayern? Será a Bayer para preparar Baygón y matar cucarachas.
Guerrero presentó un certificado médico y dejó de entrenar en Matute. Luego de un largo proceso legal, la FIFA le otorgó la libertad y pudo fichar por Bayern Múnich. Wolfgang Dremmler continúa observando jóvenes por todo el mundo. Paolo Guerrero juega en el Hamburgo y Roberto Guizasola no es titular en Juan Aurich. Franco Navarro está sin equipo.

I
El 12 de octubre de 1997 el seleccionado del Perú definió ante Chile el pase para el Mundial de Francia 98. El triunfo significaba el ticket mundialista. El empate alcanzaba para decidir en casa con Paraguay.El partido se jugó en el Nacional de Santiago de Chile con un clima hostil. La prensa de ese país y, sobre todo, el capitán Iván Zamorano —descartado por lesión— cargaron el ambiente previo.Chile adelantó pronto con un tanto de Marcelo Salas de cabeza. El equipo peruano nunca pudo reaccionar. Tras el descanso, el zaguero Pedro Reyes marcó el segundo y en los minutos finales, el ‘Matador’ Salas anotó dos veces más para cerrar la goleada y, prácticamente, la clasificación mundialista. Luego del cuarto tanto, Salas la emprendió contra el arquero Julio Balerio, quien se nacionalizó a comienzos del proceso para jugar por la selección peruana. — Gol m…, gol peruano de m…
Salas prefirió el desahogo frente al rival que su tradicional festejo de matador. Balerio no se calló, aunque su respuesta sorprendió a propios y extraños: — A mí qué me lo gritás, yo no soy peruano, soy uruguayo. El arquero se retiró en 1999 en Sporting Cristal. Ahora es director técnico y radica en su país. Uruguay, claro está.

II
Universitario salió campeón en 1999. Le ganó el título a Alianza en dos partidos. En Matute, el presidente Alberto Masías quiso aprovechar la derrota y citó a Waldir Sáenz. — Queremos que sigas, pero tu contrato es alto, vamos a renegociar. Waldir jugó 32 partidos, anotó 22 goles y no estaba conforme con el ofrecimiento. Salió de vacaciones y recibió una sorpresiva llamada. — Hola Wally, soy Chemo. Quiero que vengas a la ‘U’. Te contacto con los directivos para arreglar el contrato. Sáenz no supo qué decir. Estaba extrañado y pidió días para pensar. Del Solar volvió a comunicarse. El goleador pensó tener la excusa perfecta. — Te agradezco, pero es imposible, mi novia vive en Matute, al frente del estadio, en la unidad vecinal… ¿qué quieres, que le tumben la casa? — No hay problema, le compramos un terreno, una casa en Surco, la sacamos de allí. Chemo no se dio por vencido y Waldir ensayó otra razón. — Mi mamá vive cerca del Lolo, le van a quemar la casa. — Tranquilo, la llevamos a un departamento, la sacamos de allí, repitió Chemo. — Dame tiempo, cerró Waldir. No contestó más. El representante Carlos Delgado lo sacó del apuro. Le ofreció medio año en Unión de Santa Fe. Sáenz aceptó de inmediato. Marcaba distancia con Alianza, donde se sentía poco valorado, y también con Universitario, el rival de toda la vida. Recién cuando llegó a Santa Fe, Chemo dejó de llamar.

III
La definición del torneo 2001 se postergó para jugar después de Navidad. Alianza y Cienciano debían enfrentarse el 22 y el 26 de diciembre. El aliancista Palinha comentó entre sus compañeros cercanos que solo jugaba la primera final y volvía a Brasil para las fiestas. — Me voy a hacer expulsar, reconoció. El árbitro de la primera final fue Eduardo Lecca. El técnico cusqueño Carlos Jurado mandó al mediocampista Cumapa a marcar a Palinha. En una acción dividida, el brasileño entró de mala manera ante el cusqueño en una jugada de roja directa. El juez sancionó la falta, amonestó con amarilla y le llamó severamente la atención a Palinha. Un jugador aliancista —entonces muy joven, hoy ya titular en Primera— contó lo que escuchó. Lecca lo increpó y le dijo: “Oye h…, yo sé que no quieres ir a Cusco, pero te jodiste. Soy recontra aliancista y así me pegues un puñete no te voy a expulsar”. En los minutos finales, el juez expulsó a Cumapa por doble amarilla. El volante visitante no entendía nada y en los descuentos Roberto Farfán anotó el 3-2 definitivo. El entrenador blanquiazul Bernabé Herráez citó al plantel para concentrar por la noche. Palinha nunca llegó. Apenas concluyó el juego desertó y voló a Brasil a celebrar las fiestas.

I.
El 1 de mayo de 1978, un mes antes del Mundial, Perú fue goleado 3 a 0 ante Brasil en el Maracaná. Era el último amistoso previo. En la concentración, Marcos Calderón, intranquilo por la derrota, no podía dormir. Seguro de que nadie lo observaba, salió de su cuarto y se dirigió al de Teófilo Cubillas:
- Teófilo, estoy preocupado, ¿qué hacemos?
- La Selección tiene que jugar como Alianza, no podemos seguir metiendo pelotazos, respondió Cubillas y sugirió cambios.
- Faltan Jaimito (Duarte), Cueto y La Rosa (los 3 futbolistas aliancistas).
Calderón escuchó y se retiró.
El 3 de junio de 1978, Perú debutó ante Escocia. El once titular presentó modificaciones con relación al último juego de preparación: Jaime Duarte por José Navarro, César Cueto por Alfredo Quesada y Guillermo La Rosa por Percy Rojas. Con dos notables goles de Cubillas, y otro de Cueto, ganamos 3-1.
El Nene es el más brillante futbolista peruano de los mundiales. Lástima que no quiso ser entrenador a tiempo completo. Visión, para elegir jugadores, tenía.

II.
En el 2002 Kukín Flores fue contratado por Juan Aurich. Luego de unos partidos, salió una opción en Belgrano de Córdoba. El futbolista viajó acompañado de Ramón Mifflin quien, con contactos en medio mundo, ayudó en la transferencia. Antes de llegar a su destino, se quedaron durante una noche en un hotel de Buenos Aires. Descansaban en la habitación, cuando timbró el teléfono. Kukín, rápido, contestó.
- Aló...
- Sí, buenas noches ché, con el señor Ramón Mifflin…
- ¿De parte de quién?
- De Diego Armando Maradona.
- Sí, seguro h…, tú eres Maradona y yo soy Pelé.
Kukín pensó que lo estaban bromeando y mando volar al mismísimo genio del fútbol. Mifflin debió ubicar a Diego y aclarar la confusión. Flores habrá perdido oportunidades en el fútbol. Pero la chispa chalaca, jamás.

III.
En el 2004, Estudiantes de Medicina de Ica se fusionó con Grau de Piura y formó el Estudiantes-Grau. El equipo que jugaría de local en Piura contrató como entrenador a Édgar Ospina. El colombiano, tras pocos entrenamientos, estaba disgustado con el rendimiento de algunos jugadores.
Por ejemplo, el de Carlos Neuhaus, mediocampista contratado del Boys. Una tarde, Ospina encaró al jugador:
- Mi hijo, me contaron que usted estudia.
- Sí profesor, administración de empresas.
- ¿Y en que universidad?
- En la de Lima.
- Universidad cara ¿Y no ha pensado dedicarse a tiempo completo? Sería lo mejor… Ospina disparó y media vuelta.
Neuhaus entendió la insinuación. Se alejó del fútbol profesional y hoy administra una cancha de grass sintético muy concurrida en Lima.

I
Verano de 1987. En el Estadio Nacional, Academia Cantolao y Corinthians de Brasil definen el título de la categoría 12 años de la Copa de la Amistad. El tiempo reglamentario termina con empate 2-2 y para el suplementario, el entrenador de Cantolao, “Chalaca” Gonzales, sustituye a Carlos Flores por excederse en el juego individual. “Kukín” se retira molesto a ubicarse entre los suplentes. El primer alargue no tiene goles, aunque en el equipo peruano existe preocupación por la lesión de Zimmermann. El comando técnico se acerca al arco para evaluar si puede continuar. Con esa agilidad mental propia de los chalacos, el pequeño “Kukín” Flores aprovecha para dirigirse al árbitro:

— Profe, cambio: se va el “9”.

Los jueces no se percataron de que era un jugador que había salido y ordenaron la variante: Flores por Edgardo Yave. Cuando el banco de Cantolao se dio cuenta, se había reanudado el partido. “Kukín” ingresó con voluntad de jugar en equipo y en una de sus primeras jugadas puso un genial pase a Gonzalo Rodríguez Mariátegui, quien anotó el gol definitivo. Era el título y la locura. “Kukín” corrió a la banca a abrazarse con todos y cuando “Chalaca” salió a su encuentro, el volante se detuvo molesto:

— “Contigo no, contigo no quiero celebrar”.

Cantolao campeonó en la categoría 12 años y se fue de gira por Europa. “Kukín” Flores fue comparado con Pelé en la Copa Gothia en Suecia. “Chalaca” no lo volvió a cambiar.

II
Sábado 5 de marzo de 1977. Perú debía reconocer el Nacional de Santiago, donde al día siguiente iba a enfrentar a Chile por las Eliminatorias para Argentina 78. El equipo blanquirrojo debía adaptarse al gramado de juego y la iluminación. Los peruanos llegaron como estaba programado, pero se encontraron con la selección local que entrenaba en el horario que correspondía a Perú. El técnico Marcos Calderón, furioso por la situación, ordenó a los jugadores que se metieran a la cancha de forma intempestiva. “Entren carajo, entren, estos chilenos no nos van a bajar la moral”, estalló y fue a encarar al entrenador rival, Caupolicán Peña:

— “Tú no me conoces h…, a mí no me vas a ganar con cojudeces”.

Los chilenos se retiraron y Perú se quedó entrenando.

Al día siguiente, los seleccionados encontraron un ambiente hostil en el estadio. Era la primera vez que enfrentábamos a Chile por Eliminatorias. Calderón, celoso de la intimidad del vestuario, era de los técnicos que no dejaban ingresar a nadie. Sin embargo, minutos antes del calentamiento, abrió la puerta ante la sorpresa del plantel. El gesto serio previo a un partido cambió cuando vio ingresar a Arturo “Zambo” Cavero, Óscar Avilés y Augusto Polo Campos, quienes entre uniformes, chimpunes y olor a frotación, cantaron con guitarra y cajón “Contigo Perú”. Un momento que llegó al corazón de los seleccionados que con la camiseta puesta escucharon: “Sobre mi pecho llevo tus colores “. Perú aguantó un juego durísimo y sobre el final empató 1-1, gol de Muñante, resultado clave para el pasaje al Mundial. Desde entonces, “Contigo Perú” fue el himno de la selección.

III
En los Juegos Bolivarianos Cuenca 2001, Perú logró medalla de oro en fútbol. En el penúltimo partido ante Ecuador, la selección ganó 2-0, con goles de Jefferson Farfán y Kike Ísmodes. En el camarín, entre la algarabía por la victoria, uno de los jugadores no celebraba y se cambiaba silencioso: Paolo Guerrero.

— “A ti qué te pasa h…”, lo enfrentó “Chalaca” Gonzales.
— “Nada profe, a mí me hubiera gustado entrar y hacer un gol”.
— “Déjate de hue… Oye, qué importa que no hayas jugado, lo importante es que ganamos”, se exaltó “Chalaca” y disparó duras palabras contra el número “9”.

El DT recuerda que Guerrero se echó a llorar. Desde pequeños hubo una sana competencia entre Jefferson y Paolo. En el siguiente partido, otra vez, Farfán y Aguirre jugaron en el ataque. Fue dos a dos con Colombia, suficiente para colgarnos la medalla de oro. Perú no era campeón bolivariano hacía 21 años. Al volver a Lima, el equipo tuvo un gran recibimiento. “Chalaca” Gonzales recibía aplausos, abrazos y felicitaciones hasta que doña Peta Gonzales, mamá de Paolo, le quitó la gracia.

— “Desgraciado, quién te crees tú para hacer llorar a mi hijo”.

El DT pensó que estaba bromeando. Conocía a doña Peta de muchos años cuando jugó en Alianza con su hermano “Caíco” Gonzales Ganoza. Sin embargo, la cosa iba en serio. “Chalaca” tuvo que apurar el paso para retirarse. No hubo más felicitaciones. Recién días más tarde, la familia de Guerrero lo invitó a almorzar a casa y brindaron por el título. Hoy, “Chalaca” y doña Peta continúan una amistad de años.


I
Clausura del 2000. Después de jugar cinco partidos del Torneo Apertura como marcador derecho o zaguero central en Universitario, Luis Guadalupe fue ofrecido al club KV Mechelen de la Liga Júpiter belga. El entrenador del equipo, Valére Billen, recibió un video con las mejores jugadas de “Cuto” y quedó impresionado. Las imágenes mostraban un delantero con buen remate de zurda y capacidad para definir en el área. Entonces aprobó el fichaje y se cerró la negociación. Guadalupe viajó a Bélgica junto a Chemo del Solar, quien también fue contratado por el mismo club. Luego de conocer las instalaciones y ser presentado a sus compañeros, “Cuto” comenzó los entrenamientos ante la atenta mirada del técnico Billen. Minutos después de los primeros trabajos, el DT se acercó a su asistente y comentó sorprendido: —Qué extraño, remata siempre con la derecha. En el video le pegaba todas de zurda. Al poco tiempo, los belgas se dieron cuenta de que Guadalupe no era delantero ni pateaba con la zurda. Era defensor de perfil derecho. Los belgas descubrieron que habían sido engañados. El video no era de “Cuto”, sino del atacante brasileño Eduardo Esidio, goleador histórico de la “U”. A pesar de todo, el KV Mechelen respetó el acuerdo con el futbolista y el buen Guadalupe, con tiempo, trabajo y sacrificio, supo convencer al técnico y a los dirigentes y terminó como uno de los mejores defensores del campeonato. Tanto así que le renovaron el contrato en el club y recién volvió a la “U” para la segunda mitad del 2003.

II
Julio de 1981. La selección peruana se aclimataba en Arequipa para su debut eliminatorio ante Colombia en la altura de Bogotá. El técnico Tim tiene el equipo prácticamente definido, aunque espera a Teófilo Cubillas, goleador en los mundiales, quien llegaba de Estados Unidos donde actuaba por los Strikers de Fort Lauderdale. El “Nene” arribó a Arequipa antes del último partido de práctica en el estadio Melgar. Tim decidió incluirlo en el once titular y dejó en la formación reservista a Julio César Uribe, quien venía actuando en el equipo principal. A Uribe le cambió el rostro cuando recibió el chaleco de suplente. Se molestó, hizo una mueca de fastidio, aunque se guardó la bronca y mantuvo un prudente silencio. Solo compartió algunas palabras con Guillermo La Rosa, otro de los postergados. —Vamos a demostrarle a Tim que se equivoca con nosotros. El preparador físico Luis Zacarías pitó el inicio del partido. Uribe destacó desde el vamos. En una de las primeras acciones ofensivas buscó un balón aéreo que venía desde la defensa. Con fuerza, puso el cuerpo y aguantó la marca de “Chumpi” y “Panadero” Díaz; ganó la posición de balón y desde el borde del área tiró una rabona que se clavó en el ángulo del arco de Quiroga. Golazo. Apenas observó que la pelota infló las redes, Julio César volteó donde Tim y le clavó la mirada. El brasileño se levantó, dejó su infaltable cigarrillo y paró el juego. —Vocé no puede ser suplente, pase al equipo titular. Sin embargo, el recordado “Viejo” no sacó a Cubillas. Con toda su experiencia y manejo intentó hacerlos jugar juntos y quien pasó a los suplentes fue Olaechea. Así inició ante Colombia. Al final fue 1-1 en Bogotá. La Rosa ingresó en el segundo tiempo y marcó el empate decisivo. Fue el único encuentro de Cubillas en esas Eliminatorias, mientras que Uribe fue el mejor jugador peruano de la histórica clasificación.

III
Enero de 1992. El presidente de Universitario, Jorge Nicolini, debe reunirse con Roberto Martínez para renovar su contrato. Se citaron en el salón de trofeos del Lolo Fernández. Ambos llegaron puntuales. Nicolini ingresó, dejó los documentos y las llaves de su auto encima del escritorio, y pidió unos minutos para ir al baño. En esos momentos apareció el jefe de equipo, José Mallqui, y se sentó junto a Martínez. Al capitán crema no le agradaba la presencia de testigos cuando hablaba de dinero con el presidente. Entonces se le ocurrió algo para sacarse de encima a Mallqui. —Qué bueno que viniste, me encargó don Jorge que le cambies sus dos llantas delanteras de la camioneta. Toma, acá dejó las llaves. Mallqui, presto como siempre, con ganas de quedar bien, tomó el llavero y salió a cumplir el encarguito. Nicolini volvió a la reunión, llegó a un acuerdo con Martínez y firmaron el nuevo contrato. Cuando se retiraban, Mallqui retornó sudoroso, con las manos sucias y las llaves del auto. —Listo, presidente, cambié las dos llantas delanteras, aunque su seguridad me veía medio raro por lo que estaba haciendo. Don Jorge miró a Martínez, este le hizo un guiño y confesó: “Usted sabe que no me gustan sapos cuando arreglo mis contratos”. Nicolini sonrió. Desde ese día José Mallqui recibió el apodo que hasta ahora lo acompaña a pesar de su investidura de congresista: perro sucio.


I.
Enero de 1993.
La selección de Vladimir Popovic se concentró en El Pueblo preparando la Copa América y las Eliminatorias. Después de un entrenamiento, Juan Reynoso solicitó permiso para asistir a la presentación de Alianza. Reynoso llegó a Matute, pero evitó tomarse la foto oficial con el plantel. “Todavía no firmo la renovación de contrato”, explicó y retornó a Santa Clara.

Días después, directivos aliancistas fueron hasta la concentración nacional llevando el documento. El ‘Cabezón’ estuvo de acuerdo con el nuevo contrato, aunque les recordó que había una deuda anterior.

–Esa deuda la vamos a cumplir.

–Lo sé, pero es mejor poner por escrito que me deben.

–Juan, no puedes dudar de la palabra de ‘Beco’ Espantoso.

Los directivos se incomodaron y cortaron la charla. Esta conversación trascendió y el doctor Jorge Alva, médico de la selección y Universitario, llamó al presidente crema Jorge Nicolini.

–Don Jorge, parece que Reynoso no renueva con Alianza.

Jorge Nicolini y Alberto Espantoso eran amigos. Terminada la concentración, Reynoso vuelve a Lima y se reúne con el titular aliancista. Sin embargo, a Espantoso le contaron que el futbolista había ‘dudado’ de su palabra, y lo recibe mal. No hubo acuerdo. El capitán de Alianza cerraba su ciclo en el club. Temeroso de que su relación con Espantoso se deteriorara, Nicolini encarga al tesorero Raúl Montoya la negociación. Apenas se enteró de que Reynoso no seguía en Matute, Montoya lo buscó, hizo una oferta y llegaron a un acuerdo. Luego, lo llevó a Chincha, a la casa de verano de Nicolini, para que cerrara el contrato, pero don Jorge quiso mantener las formas.

–‘Beco’ es mi amigo, que el contrato lo firme Alfredo González, que también está autorizado.

El acuerdo se conoció en la prensa y los directivos de Alianza comenzaron a presionar a los de la ‘U’ con haberlos traicionado. Nicolini ordenó que el documento se rompa y no haya contrato. Montoya se le confesó a Reynoso.

–De acuerdo, entonces me voy a Cristal, porque me llamó el señor Lombardi, inventó una estrategia el ‘Cabezón’.

La ‘U’ y Cristal debían jugar por la Libertadores y los cremas no querían potenciar al enemigo. Se creyeron la historia, volvieron a llamar al jugador y redactaron un nuevo contrato. Finalmente, Juan Reynoso y Alfredo González firmaron en la oficina del ‘Gordo’ en la avenida República de Panamá.

II.
26 de diciembre de 1995.
Universitario y Alianza se concentran para definir, al día siguiente, la clasificación a la Libertadores. El técnico crema Sergio Markarián y el capitán Roberto Martínez no se hablan hace meses. Según Martínez, el entrenador sospechaba de él cuando pedía permiso para visitar a su madre enferma. El maldito cáncer se la llevó y el futbolista quedó resentido con el DT.

La noche previa al clásico, Markarián reunió al plantel y al presidente González.

–Señores, renuncio, conocen de mi mala relación con el futbolista más importante del equipo y temo que el resto se ponga de su lado y no juegue como debe.

Martínez saltó hasta el techo.

–Jamás puse a un compañero en tu contra; en todos los partidos me saqué la m… por el equipo.

La situación se puso tensa y Alfredo González quiso bajarle el tono.

– No jodas, pues, Sergio, ni que Martínez fuera Maradona para influenciar tanto. Además es su último partido y se va de luna de miel con Gisela.

Markarián no daba marcha atrás. No era la primera vez que amenazaba con irse. ‘Camioneta’ Olivares y Alexis Ubillús decidieron hablar.

–Profe, Roberto siempre nos pidió ir para adelante. No sea injusto.

Entre todos convencieron al uruguayo de que quede. La ‘U’ ganó la definición con gol de Martínez. En el festejo, Roberto corrió al banco para abrazar a los suplentes y observó salir a Markarián con los brazos abiertos. Frenó, dio media vuelta y celebró en norte.

Martínez se alejó del fútbol y Markarián renovó para la Copa. Apenas cuatro partidos después, renunció definitivamente.

III.
Descentralizado 1980.
Concentración de Alianza Lima antes de un clásico de domingo. El técnico, el paraguayo César Cubilla, dejó a los jugadores en libertad de escuchar misa, pero ordenó el almuerzo al mediodía. El menú era el habitual: tallarines rojos con pollo, ensalada, limonada y postre.

Todos los futbolistas terminaron sus alimentos y esperaban comer el dulce para volver a descansar. El mozo apareció con las dulceras llenas de rodajas de piña al jugo.

El defensor Moisés Palacios, conociendo lo cabulero que era Cubilla, le pasó la voz de inmediato.

–Profesor, ¿ya vio qué hay de postre?

Cubilla se impulso de la mesa como resorte y comenzó a gritar.

–Cómo van a servir piña, quieren que seamos piñas en el clásico, que lo cambien por duraznos.

El clásico terminó empatado. A fin de año, Alianza no entró a la liguilla y Cubilla fue reemplazado por ‘Pitín’ Zegarra. Sin embargo, los duraznos al jugo se convirtieron en el postre oficial y Alianza estuvo hasta febrero del 83 sin perder con Universitario. Fue la mejor racha ante su tradicional rival.


I
25 enero del 2004. Alianza jugó un amistoso con El Nacional de Quito preparando la final 2003 ante Cristal y la Libertadores. Fue empate 2-2 en Matute, con goles de Aguirre y Alexander Sánchez para los íntimos, y en contra de Ciurlizza y Borja para los ecuatorianos. El Nacional se convirtió en un rival complicado con un mediocampo de buen despliegue donde sobresalió notoriamente un volante joven, de buen físico y potente. Para todos en Matute fue la figura del partido. Al final del encuentro, el representante Carlos Delgado se acercó al presidente aliancista, Alfonso de Souza Ferreira, y ofreció al destacado futbolista.

—Se llama Luis Antonio Valencia, tiene 18 años, y El Nacional lo quiere ceder para que logre experiencia en otro país
—No, no lo queremos. Alianza necesita un extranjero de experiencia, no un jovencito de 18 años.

Luis Antonio Valencia volvió a Quito, se consolidó como titular y al año siguiente debutó en la selección ecuatoriana con dos goles a Paraguay y Perú en eliminatorias. Al final del 2005 fue vendido al Villarreal español y en agosto del 2009 fichó por el Manchester United por 26 millones de dólares. Hoy es considerado uno de los mejores del mundo. ‘Cuchi’ Souza Ferreira dejó la dirigencia aliancista y está retirado.

II
México, 1996. Martín Dall’Orso destacaba en Tecos de Guadalajara. Titular indiscutido, goleador del equipo, aunque no se sentía del todo conforme: estaban en los últimos lugares, el técnico tenía una mala relación con el plantel y los hinchas insultaban en la tribuna. Los directivos cambiaron de entrenador y contrataron a un ex futbolista del club: Julio César Uribe. El más entusiasmado era Dall’Orso.

—Fue compañero mío, campeonamos en el 91 con Cristal, aunque nos la pasamos en la banca porque Oblitas se olvidó de nosotros. Con Uribe salgo goleador del año —comentó a un compañero mexicano.

Después de los primeros entrenamientos, Julio César se reunió con la junta directiva.

—Necesitamos un refuerzo para el ataque.
—¿Dall’Orso no está en buen nivel?
—A Martín lo conozco hace bastante tiempo y como jugador extranjero no hace la diferencia que requiere el club.

Cuando el delantero peruano conoció detalles de esa charla no lo pudo creer. A los pocos días tomó el avión de vuelta a Lima. Su relación con Julio César se rompió para siempre.

III
Copa América Argentina 87. El periodista Littman Gallo volvió a su hotel después de cubrir la final entre Uruguay y Chile en el Monumental. Cansado por casi un mes de cobertura, Gallito pasó por la recepción, solicitó la llave de su cuarto y le pidió un favor al encargado

—Caballero, necesito que me pase la voz a la habitación a las seis de la mañana. Por favor, sea puntual.

El buen Littman debía levantarse temprano porque salía en el primer vuelo a Lima. Se retiró a descansar tranquilo porque el empleado prometió cumplir el recado. A la mañana siguiente, el periodista despertó, tomó el reloj, observó la hora y saltó de la cama. Eran las 8 a.m.. Había perdido el avión y de inmediato llamó a la recepción para quejarse.

—Cómo pueden ser tan desconsiderados con los pasajeros. ¿Acaso no le pedí que me pasara la voz a las seis de la mañana?
—Señor, tranquilícese, yo cumplí con lo acordado, le pasé la voz temprano, puede observar debajo de la puerta.

Gallito se sorprendió, se acercó a la entrada del cuarto y encontró un ejemplar del diario “La Voz”. “Ya ve, señor, le pasé “La Voz””. Littman sonrió, no le quedó otra que quedarse un día más, aunque no durmió en toda la noche.


I
19 de julio de 2000. Perú perdió con Colombia en Lima por Eliminatorias. Juan Pablo Ángel anotó tras el descanso y para la media hora final Pacho Maturana envió a ‘Kukín’ Flores por Jorge Soto. El mediocampista generó situaciones de gol, estrelló un balón en el travesaño y fue de los mejores. Después del partido, Maturana liberó al plantel y lo citó de mañana, preparando la visita a Montevideo de la semana siguiente.

Los seleccionados se encontraron en la Videna, y el PF Alejandro Richino ordenó iniciar el calentamiento. Apenas comenzaron a trotar, ‘Kukín’ Flores gritó de dolor, se tomó el muslo y cayó al campo.

—Ay, me tiró todo el músculo, me desgarré.

Maturana pensaba en Flores como titular para Uruguay. El doctor Sandoval ordenó una resonancia para determinar la gravedad y con los resultados buscó al técnico.

—No hay lesión muscular, existe un severo hematoma por un golpe muy fuerte, pero imposible que lo haya recibido entrenando.

‘Kukín’ se mantuvo firme, dijo que la lesión la sufrió practicando. Maturana mandó al personal de seguridad a investigar y descubrió la verdad rápidamente. Cuentan en la Videna que la noche que tuvo libre, ‘Kukín’ participó en una pelea, en su barrio, y recibió un fierrazo en la pierna. Pacho no lo podía creer. Flores nunca más volvió a ser convocado a una selección.

II
Comienzos de 2008. Luego de entrenar algunas semanas en el Monumental, el técnico Ricardo Gareca decidió cambio de escenario y practicar en Campo Mar ‘U’. Había concluido la temporada de verano y esperaba tranquilidad. Pero encontró un festival deportivo en una de las canchas aledañas. Allí se jugaba al ritmo de la salsa de moda. Pese a todo, Gareca trabajó los movimientos tácticos de su equipo. De pronto, tocó el silbato, paró el entrenamiento y corrió al campo donde jugaban los menores. Encaró al encargado de la organización.

—No tengo inconveniente en entrenar con música, lo único que pido es que saque esa canción de Marc Anthony. Nada de Marc Anthony. Si pone otros temas puede quedarse todo el día.

El entrenador retornó a la cancha principal y sus jugadores consultaron por qué el rechazo al intérprete puertorriqueño.

—En Colombia, cada vez que ponían Marc Anthony en el estadio, perdíamos.

‘El Tigre’ venía de entrenar sin éxito a Santa Fe. Desde ese día, prohibió Marc Anthony en la concentración, el bus y el vestuario. Al final, la ‘U’ salió campeón del Apertura tras seis años. En Ate comentan, hasta ahora, que las cábalas de Gareca tuvieron mucho que ver.

III
Apertura 2005. George Forsyth, arquero de Sport Boys, aparece en un programa de espectáculos vinculado en un incidente en una discoteca de Miraflores. El técnico Franco Navarro se comunicó con el jefe de equipo y le mandó un mensaje al presidente del club, Miguel Monteverde.

—Dile a don Miguel que resuelva esta situación, que hay una falta de disciplina y que si la dejamos pasar puedo quedar mal con el grupo.

El titular rosado le ordenó al jefe de equipo que, previo al próximo entrenamiento, citara a Forsyth a una reunión con la directiva. La decisión parecía estar tomada. El arquero llegó a la práctica en el Polideportivo Municipal de San Borja y no lo dejaron cambiarse. Antes de retirarse para encontrarse con los directivos, el entrenador lo llamó y frente al plantel cambió de discurso sorpresivamente.

—Anda tranquilo, ‘Blanco’, tú sabes que tienes mi respaldo.

El jefe del equipo puso cara de interrogante. ¿Si o no? Forsyth se quedó todo el torneo y el Clausura volvió a Alianza Lima.


I
14 junio de 1970. Estadio Jalisco de Guadalajara. Brasil derrotó a Perú 4-2 y nos sacó del Mundial de México. Tostao, dos veces, Jairzinho y Rivelino anotaron para los brasileños, Gallardo y Cubillas para la selección.

Minutos finales, Didí, el técnico de Perú, mandó a atacar con todo para acortar diferencias y forzar, luego, una última oportunidad de empate. Sin embargo, Ramón Mifflin, uno de nuestros mejores futbolistas, olvidó las indicaciones, dejó de elaborar el juego como acostumbraba y comenzó a hacerle marca personal a Pelé, siguiéndolo por toda la cancha a pesar de que nunca le gustó trabajar en recuperar balón. Mientras sus compañeros buscaban el gol, el “Cabezón” no se despegaba del “Rey”, prácticamente lo tenía tomado.

Cuando llegó el pitazo final del árbitro Loraux de Bélgica, Mifflin ya tenía en las manos su camiseta y se la ofreció a Pelé casi obligándolo a intercambiarla. El famoso “10” sonrió, se retiró la verdeamarilla y se la dio a Ramón. “Con el partido perdido, por lo menos algo tenía que ganar”, explicó el “Cabezón”. Tiempo después Mifflin y Pelé jugaron juntos en Santos de Brasil y Cosmos de Nueva York. Hasta ahora son amigos. Y Ramón guarda la preciada camiseta.

II
Clausura 2002. Entrenamiento de Estudiantes de Medicina. Se presentó un futbolista argentino: Francisco Doldán Smaniotto. Llegó recomendado por el representante peruano “Cóppola”. El técnico Cabanillas lo alineó, hizo fútbol, no convenció y lo mandó de regreso. “Cóppola” insistió y llamó a un directivo. “El chico vino con toda la familia. Su papá está dispuesto a todo para conseguirle equipo. Me comentó que no hay ropa de entrenamiento, él puede colaborar”.

El dirigente hizo una lista de requerimientos y al día siguiente el papá del futbolista se presentó con su hijo y cinco bolsones de indumentaria deportiva.

Al entrenador solo le quedó recibirlo. “Tenemos 15 jugadores, llévalo al banco y listo”, le sugirieron.

Cabanillas lo puso en la lista del domingo como suplente. Antes del partido, el comisario solicitó la relación y los carnet de cancha. Doldán estaba en la nómina, pero no tenía documento.

—¿Dónde está el carnet?, pedí que lo inscribieran, preguntó el directivo.
—No se puede, tenemos el cupo de extranjeros copado, respondió el delegado.
—Qué hacemos, su papá ha comprado todos los uniformes.
—Y a mí me prestó plata, remató el delegado, un impresentable dirigente de la zona.

En Ica, siempre encontraron la forma de sacar la vuelta a los comisarios y lo “inscribieron” en la lista de 18. Aunque se quedó sin jugar un minuto. Ni cuando Estudiantes goleó 9-1 a Coopsol, y a pesar de su insistencia con el DT, Doldán pudo ingresar.

III
Clausura 99. Boys recibe a Cristal en el Miguel Grau.

La transmisión en vivo es de Panamericana, que tiene varios partidos esa fecha. En la semana, Luis Trisano, director deportivo del 5, armó el plan de transmisiones y, ante la cantidad de encuentros, terminó faltando un relator. Luego de repasar los nombres, se decidió por Leo Rojas, experimentado narrador radial y quien cumplió las veces que fue convocado. “Hay que llamar a Leo Rojas, decirle que vaya al Callao temprano y con terno”, ordenó el buen Lucho.

El domingo Trisano llegó al partido. A su ingreso al estadio se cruzó con Leo Rojas, ex futbolista de Boys, “U” y Cristal, retirado en 1993. El periodista saludó afectuosamente.

—Leo, cómo estás, qué gusto verte. Y esa elegancia, maestro.
—El gusto es mío, Lucho, gracias por esta oportunidad que me das en Panamericana.

Trisano se dio cuenta de la confusión de uno de sus productores y solo le quedó seguir adelante. Cristal ganó 1-0, Trisano relató y Leo Rojas hizo los comentarios. Fue debut y despedida para el ex futbolista.

I
Libertadores 97. Cristal llegó a Belo Horizonte para la definición con Cruzeiro con días de anticipación. Se instaló en el lujoso hotel Ouro Minas, en un piso completo al que solo la delegación tenía acceso. En recepción esperó una joven señorita rubia que buscaba un autógrafo de Julinho, la figura en semifinales ante Racing. El delantero no apareció por el lobby y la joven averiguó el número de habitación y, aprovechando un descuido de seguridad, subió al cuarto del jugador y tocó la puerta. Julinho salió sorprendido, pero cuando escuchó los motivos de la muchacha, la hizo pasar gentilmente, le firmó una camiseta, se tomaron una foto y abrió la puerta para que se retirara. La brasileña se fue feliz, pero el PF Mario Mendaña la observó dejar la habitación e informó de inmediato. El técnico Sergio Markarián confesó a los directivos presentes que Julinho había cometido indisciplina, aunque igual lo alineó en el once titular de la final. Cristal perdió 1-0 y el delantero erró el gol del título debajo del arco de Dida. El comando técnico quedó convencido de que la bella brasileña rubia tuvo que ver en el resultado. Después de esa derrota, la relación Markarián y Julinho nunca volvió a ser la misma. Al poco tiempo, el entrenador se iba del club.

II
Octubre 95. Clásico Universitario y Alianza en el Nacional. El brasileño Marquinho recibió una pelota cerca del área crema, se perfiló para rematar y Martín Rodríguez lo desestabilizó por detrás. El juez Luis Seminario pitó la falta del “León”. El propio Marquinho acomodó el balón, pero el argentino Tempone también quiso rematar y ambos futbolistas discutieron. Finalmente, Marquinho se impuso ante su compañero y con las manos en la cintura esperó el pitazo del juez. Antes de escuchar el silbato, el mediocampista giró y le dijo unas palabras a Seminario

—Profe, espere, no toque todavía, este gol va para usted, se lo dedico.

El “Pato” dio la orden, Marquinho caminó tres pasos y le pegó sutilmente por encima de la barrera dejando estático a Celso Guerrero. Golazo para el 1-0 definitivo. El brasileño corrió a festejar con la tribuna y al regresar al centro del campo, otra vez se dirigió al árbitro.

—Qué tal, ¿qué le pareció mi dedicatoria?

—Muy buen gol, lo felicito.

Seminario habló bajito. Los que lo conocen cuentan que siempre fue de la “U”.

III
Descentralizado 97. Después de un importante triunfo de Universitario, el presidente Alfredo González, como gustaba hacerlo, invitó a su junta directiva, su amigo Coco Saavedra y a toda su seguridad a un conocido chifa de San Borja. González y sus acompañantes ocuparon la mesa principal del lugar y cuando todos estaban ubicados, el “Gordo” se levantó e ingresó a la cocina. “Yo tengo que ver cómo preparan lo que voy a comer”, explicó.

Acostumbraba meterse a la cocina en los restaurantes donde asistía. Esa noche también lo hizo. Entró y comenzó a destapar ollas y sartenes para probar cada preparación. “Es para saber qué voy a pedir”, comentó cuando uno de los cocineros lo miró con mala cara. Sin embargo, el responsable de la cocina pensó que se estaban burlando de él, tomó un machete y comenzó a amenazar a González con atacarlo si no se retiraba del chifa. El dirigente de la “U” salió corriendo, sus acompañantes tuvieron que seguirlo y se perdieron la oportunidad de disfrutar una buena cena. Aunque el “Gordo” no perdió la costumbre de entrar a picar a los restaurantes antes de ordenar. Retirado de la dirigencia, condujo un programa de cocina en televisión y comió como rey.


I
1995. Roberto Martínez se casó con Gisela Valcárcel en la boda del año transmitida al país entero. Él, capitán de Universitario. Ella, la animadora más popular de la tele. Semanas después, Gisela invitó a su programa a la cantante mexicana Alejandra Guzmán. La idea era entrevistarla y salir a divertirse.

—Roberto, avísale a un amigo futbolista para que nos acompañe.
—Está bien, yo le paso la voz a alguien.

Martínez llamó a “Camioneta” Olivares: soltero y uno de los más jóvenes. Junto a sus amigos cercanos, la famosa pareja alquiló una discoteca del centro Camino Real en San Isidro. Alejandra Guzmán quedó encantada con el futbolista apenas lo vio. Cuando Martínez preguntó por su compañero, la artista hizo un guiño y levantó el pulgar. La pasó muy bien, lo sacó a bailar toda la noche, y compartieron tragos y conversación hasta altas horas. “Yo me lo llevo a México”, comentó la Guzmán a Gisela. Al momento de retirarse, Alejandra le pidió a Juan Manuel que la acompañe a su alojamiento.

—¿Vienes conmigo? Tengo una camioneta en la puerta a disposición.
—Estoy en auto, yo te sigo —respondió Olivares.

Alejandra Guzmán lo sigue esperando. Al día siguiente, antes de volar a su país, llamó a Gisela y presentó sus “quejas”.

II
1985. La selección juvenil viajó a Machala para un amistoso con Ecuador. Los peruanos querían revancha porque en el Sudamericano de Argentina los ecuatorianos ganaron 3-2, goles de Álex Aguinaga. Para motivar, el dirigente José Merino Reyna ofreció 100 dólares de premio por el triunfo. El equipo, dirigido por Luis Cruzado, entró con actitud, hizo un buen partido y venció 1-0, por un tiro libre de “Puchungo”. Por la noche, luego de la cena, el directivo cumplió su promesa. “Para que se compren algo”, comentó. Sin embargo, los jugadores prefirieron gastar en diversión y le encargaron al utilero (hoy DT de un equipo de reserva) llamar a algunas “amigas” al hotel. Uno de los más entusiastas fue el veloz delantero la “Chancha” Besada. Cuentan los presentes que pronto se lanzó encima de su ocasional pareja y la llenó de abrazos, besos y caricias. La joven se sorprendió con las muestras de “aprecio” y no pudo reaccionar. Recién cuando el futbolista se dio un respiro, ella pudo hablar.

—¿Papito, ya? ¿Ya terminaste?— preguntó.
—No, todavía no termino señorita, estoy en cuarto de media —-respondió la “Chancha”.

Los compañeros terminaron en el suelo de tanta risa. Fue un triunfo, una noche y un viaje inolvidable.

III
Alianza Lima 95. Primer día de pretemporada con Iván Brzic. En el vestuario de Matute, mientras se cambiaban, los jugadores revisaban los diarios. El argentino Carlos Enrique, quien llegó a mediados del 94, hojeaba un suplemento deportivo y se sorprendió con una noticia: “Marcial Salazar contratado por Alianza, lateral izquierdo será presentado hoy”. Enrique tiró el diario, se alteró y comenzó a preguntar desesperado: “¿Quién es Marcial Salazar?”. Luego de segundos de silencio, el “Charapa”, quien llegó de Municipal, respondió en voz baja: “Yo”. El “Loco” volvió a la carga: “Che, soy el titular, campeón con River, campeón de Copa América con Argentina, 15 años en Primera División, ni en Alianza ni en ningún club me van a quitar el puesto”. Los compañeros lo tuvieron que detener porque Enrique se acercaba con ganas de agredirlo. Marcial se mostró bastante tímido las primeras semanas. Casi ni hablaba. Enrique jugó las fechas iniciales del torneo. Luego de una derrota en Chimbote con Pesquero 1-0, le mentó la madre a Brzic tras sustituirlo y fue separado. Marcial Salazar tomó su lugar y fue titular hasta el 2000, incluso como capitán. El perfil bajo siempre fue su característica.


I
Regional 1990. Universitario recibe a Cristal en el Lolo Fernández. El técnico Fernando Cuéllar decidió sacar del once a Germán Leguía por Álvaro Barco. El “Gato” pensaba que el ciclo del referente había concluido. La semana previa trabajó como si Germán fuera a jugar aunque le comunicó a Barco que sería titular. La decisión trascendió dentro del plantel aunque se manejó con reserva. En la concentración, Leguía conversaba con sus compañeros sobre el rival. De pronto, intervino el paraguayo Carlos Galeano: “Las veces que hemos ganado en el campeonato”. Leguía interrumpió: “Las veces que hemos ganado en el campeonato han sido cuando tú no has jugado”. Echó a reír. El delantero fue al ataque. “No te rías mucho porque quien no juega ahora eres tú”. Germán ignoró a Galeano. “A mí nunca me van a sacar, soy el capitán e ídolo del club”.

Cuando llegaron al vestuario, Leguía confirmó que Cuéllar lo había borrado. “Disculpe, padrino, no hay ropa para usted”, confesó el utilero “Pajita”. Germán salió disparado, lanzó insultos al comando técnico y observó el partido en un muro cercano al campo de básquet. La “U” ganó 1-0. Leguía nunca más se puso la crema oficialmente.

II
Selección juvenil 1975. Entrenamiento para el Sudamericano de Venezuela. Después de una práctica en el San Martín, el entrenador Luis Zacarías comunicó al plantel que el fin de semana jugaban un amistoso en Ayacucho. David Zuloaga hizo un gesto de fastidio y se retiró con “Chalaca” Gonzales. “El domingo tengo campeonato de fulbito en el Callao”. Al día siguiente, mientras se cambiaban Zuloaga se acercó a “Chalaca”. “En la pichanga, cuando yo tenga la pelota me haces un foul, suave nomás, yo me hago el lesionado y no viajo. Por algo somos tan amigos”. Gonzales prometió cumplir. El juego terminaba, Zuloaga recibió el balón y “Chalaca” le entró con todo por detrás, haciéndolo caer. Lo atendieron de inmediato, sacaron una radiografía y el diagnóstico: esguince de tobillo. Dos semanas de descanso. Zuloaga no fue a Ayacucho, no jugó el torneo de fulbito y casi queda fuera del Sudamericano. “Chalaca” lo visitó: “Yo no sé entrar suave, entro con todo o nada”.

III
Diciembre 2007. Clausura en Alianza Lima, Aldo Corzo de la Sub 20 es premiado como el mejor jugador de todas las categorías. Sin embargo, sorpresivamente, Miguel Ángel Arrué decidió no llevarlo a la pretemporada. A insistencia del directivo de menores Jorge Villacorta, el jugador viajó a Chincha, aunque Arrué no lo consideró y lo bajó a juveniles a pesar de que Corzo, junto a Faiffer, tuvo el mejor rendimiento en las pruebas físicas. “No perdamos el tiempo con ese blanco”, concluyó el presidente de ese entonces y quisieron prestarlo al Gálvez junto a Ward y Christopher Soto. Este último ya había jugado unos minutos ante Áncash, y Gálvez descartó el pase.

Corzo destacó en su categoría y, a pesar de opiniones en contra, Villacorta le hizo un contrato por 500 dólares mensuales. “Sin prima, porque su familia tiene plata”, dicen que comentó. Con Richard Páez, el lateral debutó ante los fracasos de Tenemás y Reaños. Fue elegido la revelación 2008 y como reconocimiento, los dirigentes le aumentaron la mensualidad a 1.500 dólares todo el 2009. Con eso creían haberlo asegurado, pero se fue a San Martín. Ahora gana nueve mil dólares, pero no juega.


I
Julio del 2002. Universitario campeonó en el Apertura y el técnico Ángel Cappa renunció luego del título al ser insostenible la economía del club. Le debían siete meses y no pudo seguir un día más. Decidió retornar a Madrid y antes del viaje, dos amigos: un periodista deportivo, hoy editor de una página, y un escritor, que buscaba novia, lo invitaron a cenar. Ambos estuvieron en Trujillo en la definición. Se juntaron y comenzaron a charlar de fútbol.

—¿Ángel, la selección te interesa?

—Claro, pero no tengo chances. Está manejando todo el general Velásquez, a quien cuestioné mucho como dirigente.

—¿A qué futbolistas llamarías en un supuesto caso?

Cappa mencionó una lista de jugadores del extranjero y el torneo peruano, y se detuvo para destacar dos jóvenes que sobresalieron en las finales con la camiseta de Alianza.

—Me impresionaron mucho los dos delanteros de ellos en el Monumental: Aguirre y Farfán nos complicaron más que los titulares. Los dos tienen un futuro brillante.

El “Zorrito” y Jefferson jugaron ante la “U’ por la lesión de Roberto Holsen y la suspensión de Roberto Farfán. Cappa los destacó sin imaginar que ocho años más tarde sería entrenador de River y le ofrecerían contratar a Wilmer Aguirre.

II
Campeonato Descentralizado del 94. Unión Minas enfrentó a Alianza Lima el domingo 29 de mayo. Se jugó en el estadio Daniel Alcides Carrión a más de 4 mil metros. El técnico aliancista Iván Brzic dispuso un planteamiento defensivo y puso un solo delantero en el ataque: Waldir Sáenz. Los locales se adelantaron en el marcador y Alianza no reaccionó. Cerca del final, Mario “Kanko” Rodríguez lanzó un pelotazo desde el mediocampo y Waldir luego de una larga corrida derrotó a Dionisio Gil.

El delantero, agotado por la altura, quedó tendido en la cancha, recibió el saludo de algunos suplentes y no se percató de que el juez Jorge Torres anuló el gol por posición adelantada. El partido se reanudó, Sáenz retornó al campo, llegó el final y de inmediato se dirigió al vestuario porque retornaban a Huánuco para volar al día siguiente a Lima.

No tuvo aire ni para declarar. No tuvo ni tiempo de conversar con sus compañeros de esa jugada. De hecho, no tuvo tiempo de casi nada. Ni se cambió, subió al bus, tomó un rehidratante y rendido por el despliegue físico descansó en uno de los asientos satisfecho por el esfuerzo, el gol y el resultado. Por la noche, en la cena, Waldir pidió una tele para observar los programas deportivos.

—Quiero ver mi golazo del empate.

En ese momento, Sáenz descubrió que el tanto fue invalidado y que Minas ganó 1-0.

III
1978. Perú enfrentó a Brasil en amistoso previo al Mundial de Argentina. En la concentración, antes de ir al Maracaná, Marcos Calderón hizo la charla técnica en la que dispuso el planteamiento y los detalles previos.

—Está clarito, ¿no? ¿O hay alguna pregunta? —consultó.

Luego de segundos de silencio, intervino Roberto Mosquera, el más joven del equipo. “¿Qué vamos a hacer en los tiros libres? Los brasileños son especialistas. Creo que debemos poner un hombre más en la barrera”.

Marcos giró, buscó al utilero Armando Maquera y estalló: “Maquerita, dale la camiseta de arquero a este muchacho que parece quiere tapar”.

Después encaró a Mosquera: “¿Tú eres arquero acaso? A ti qué te importa, eso ya lo sabe bien Quiroga”.

Calderón apuntó lo último sobre Brasil: “Hay que tener cuidado con Dirceu, ese es un blanco con corazón de negro porque es rápido y técnico”. José Velásquez, uno de los referentes, interrumpió: “Además patea como los dioses los tiros libres, hay que estar atentos y formar bien la barrera”.

El DT sonrió y, ante la sorpresa del plantel, destacó al mediocampista: “Qué buena acotación, José, así me gusta que todos estén atentos, esos son los aportes que me agrada escuchar”. Mosquera no lo podía creer. Aunque todos sabían que el buen Marcos siempre tuvo sus preferidos.

¿Empezar por el final?

Siempre tuve en cuenta que todo empezaba por el principio, si embargo ! A ESTAS ALTURAS DE MI VIDA! me he percatado que también es posible empezar por el final. EL FINAL de una relación puede ser el principio de una nueva vida, o ese final ¿Puede ser el final de mi vida?, son tantas cosas que uno piensa cuando pierde un amor, y en verdad literalmente perdi un amor, pero lo fui perdiendo poco a poco, sin darme cuenta y cuando reaccione era demasiado tarde y ahora al pensar en todo lo que hice para perder ese amor me pregunto si verdaderamente tiene sentido mi vida.